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Problemas de sueño en adolescentes: por qué aparecen y cómo mejorar

Con frecuencia, los y las adolescentes no duermen las horas suficientes, o la calidad de ese tiempo no es el adecuado. Las razones son múltiples, desde las preocupaciones o el estrés del día a día, a que pasan mucho tiempo con diferentes dispositivos una vez que se han metido en la cama. Si esas dificultades se alargan en el tiempo, pueden desembocar en déficits de sueño, que puede provocar problemas emocionales y académicos. ¿Qué es lo que hace que los chicos y chicas no descansen lo suficiente? ¿Qué estrategias pueden (y podemos) seguir para mejorar?

¿Qué provoca los problemas de sueño en los y las adolescentes?

Algunas investigaciones apuntan a que, durante la pubertad, los chicos y chicas producen la hormona de la melatonina, encarga de la regulación del sueño, de manera más tardía que los adultos y los niños. Esto hace que les sea más complicado conciliar el sueño pronto.
Siguiendo con esa idea, los horarios de los colegios e institutos no ayudan a que los chicos y chicas descansen lo suficiente. Suelen entrar en torno a las 8 u 8:30 de la mañana, lo que hace que tengan que madrugar a diario. Un o una adolescente debe dormir alrededor de 9 horas cada día. Por tanto, si, por ejemplo, deben levantarse a las 6:30, deberían acostarse en torno a las 21 horas. Pero, como ya hemos apuntado, su propio organismo no les facilita esta tarea. 
Otro de los motivos por los que los chicos y chicas empeoran su calidad de sueño es la utilización de móviles u otros dispositivos justo antes de dormir. Estar mandando mensajes hasta tarde, viendo la televisión o jugando a videojuegos y, por tanto, estar expuesto a la luz hasta altas horas, no facilita que concilien el sueño adecuadamente. 

¿Qué trastornos del sueño pueden tener los chicos y chicas?

El trastorno más frecuente que padecen los y las adolescentes es lo que se conoce como “síndrome del sueño retardado”, que se caracteriza por problemas de sueño prolongados en el tiempo y que afectan al funcionamiento cotidiano de la persona. También es bastante habitual el insomnio, es decir, problemas o bien para conciliar el sueño o para permanecer dormidos durante toda la noche. Tener insomnio de manera puntual no es problemático, pero si se repite demasiado, puede convertirse en un insomnio crónico que provoca consecuencias más agravadas. 
Otro de los trastornos que podemos encontrarnos es el trastorno del movimiento periódico de las extremidades, más conocido como síndrome de las piernas inquietas. Quienes lo sufren, ven interrumpido su sueño por el movimiento involuntario de las piernas o de los brazos. Esto provoca que durante el día se encuentren cansados e irritables. También puede haber chicos y chicas que sufran apnea del sueño, que se caracteriza porque la persona deja de respirar durante unos instantes. La obesidad o el sobrepeso son algunos factores de riesgo para sufrir este trastorno. 
Por último, hablamos de las pesadillas. Tenerlas de vez en cuando no es ningún problema y, de hecho, es bastante habitual. Pero cuando son frecuentes, pueden interferir en los patrones de sueño. El origen de las pesadillas suele encontrarse en factores emocionales, como ansiedad, estrés, preocupaciones, etc. 

¿Qué podemos hacer para ayudar a los y las adolescentes a mejorar su higiene del sueño?

Una vez que hemos ahondado en los trastornos del sueño más frecuentes y las causas que los provocan, debemos plantearnos qué podemos hacer  para mejorar los problemas de los y las adolescentes. 
A continuación, os doy algunas pautas para que ellos mismos las sigan y vean mejorado su sueño y su calidad de vida en general. 

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