Justo cuando quedaban pocas
semanas para nuestra graduación y los miedos por lo que nos esperaba ahí fuera
se apoderaban de nosotros, un profesor al que guardaré cariño toda la vida nos
dijo una frase que se me quedó marcada: “Cuando os digan que para qué estáis
ahí, qué cual es vuestro trabajo, decidles que sois los ingenieros de la
educación, los responsables de construir la sociedad”.
Los que estudiamos o hemos
estudiado en el ámbito de la Educación, y los que se dedican-dedicarán a la
Orientación nos hemos tenido que enfrentar en más ocasiones de las que podemos
recordar a esa pregunta que nuestro profesor nos apuntaba. Más allá de teorías,
de principios, de áreas de intervención o de leyes que apoyen nuestra labor,
los Orientadores y Orientadoras Educativos somos los encargados de hacer
equitativa la Educación, y este es el principio por excelencia que debe estar
presente en los centros educativos. Por tanto, nuestro trabajo es mucho más
importante de lo que mucha gente puede esperar.
Me resulta complicado concretar
qué es la Orientación Educativa, pero me es mucho más fácil decir qué no es.
No es explicarles a los y las
adolescentes qué itinerarios en Bachillerato pueden escoger.
No es hacer pruebas y
evaluaciones psicopedagógicas.
No es apoyar a los tutores y al
profesorado.
No es recibir a las familias y
asesorarlas.
No es hacer adaptaciones curriculares.
No es hacer talleres y charlas en
las tutorías.
Supongo que, al fin y al cabo, es
una amalgama de todas esas acciones.
Nada más, y nada menos.
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