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Resiliencia: ¿nace o se hace?

Una de las palabras que más estamos escuchando ahora mismo cuando se habla de la dimensión psicológica de esta cuarentena es resiliencia, o lo que es lo mismo, la capacidad que tenemos las personas de adaptarnos a situaciones traumáticas o dolorosas y aprender de ellas. 
La resiliencia es algo que o se tiene o no se tiene, pero ¿se construye? ¿Cómo se forma una persona resiliente?

Características de una persona resiliente

Como ya hemos comentado, la resiliencia es el proceso por el que una persona se adapta a una situación a priori negativa, bien sea desencadenada por problemas familiares o sentimentales, enfermedades, situaciones estresantes, etc. Significa, literalmente, “rebotar” una experiencia, como si las personas fueran muelles que reaccionan a una determinada situación. 
Podemos hablar de algunas características que comparten todas aquellas personas que podemos reconocer como resilientes. Estas son:
  • Tienen un alto autoconocimiento, es decir, saben de sus limitaciones y de sus potencialidades y, especialmente, utilizan estas últimas a su favor. Confían en sus puntos fuertes y saben que son capaces de conseguir los objetivos que se plantean.
  • Son creativas, siendo capaces de buscar soluciones originales a los problemas que se les pueden ir presentando en su día a día. 
  • Entienden que las dificultades son nuevas oportunidades de aprendizaje. Son conscientes de que los momentos de crisis y cambios no duran eternamente, e intentan aprender lo máximo durante ese tiempo. 
  • Ven la vida con objetividad, siendo conscientes de la realidad en la que se encuentran, pero con optimismo. La persona resiliente es consciente de que las cosas no son ni completamente positivas ni completamente negativas, por lo que intentan centrarse siempre en la parte buena de lo que les rodea. 
  • Establecen relaciones sociales con personas positivas y evitan aquellas otras cuyos comportamientos son tóxicos y les alejan de su visión de la vida. 
  • Son conscientes de que las situaciones, muchas veces, son incontrolables, pero las emociones que éstas generan y las respuestas que se pueden dar sí que se pueden gestionar. 
  • Son flexibles ante los cambios, lo cual no significa que sean tenaces con los objetivos y metas que se han establecido. Esa persistencia en las tareas que emprenden se caracteriza fundamentalmente por el alto conocimiento que tienen de los recursos y las posibilidades que tienen a su alcance. 

La persona resiliente: ¿nace o se hace?

La resiliencia es una capacidad ordinaria, y no extraordinaria. Es decir, las personas, generalmente, ante una situación negativa, demuestras resiliencia. Esto no quiere decir que haya personas que sean más o menos resilientes, y que no haya maneras de aumentar esa capacidad de resistencia. 
La resiliencia es resultado de una combinación de muchos factores. Uno de los que se identifican como más importantes es la presencia de relaciones de cariño dentro y fuera del núcleo familiar. De esta manera, se construyen modelos a seguir y ofrecen seguridad a los individuos. 
Otros factores pueden ser la capacidad para hacer planes que resulten realistas, una visión positiva de sí mismos, el desarrollo de destrezas de comunicación o la capacidad de gestión de las emociones. 
Por tanto, aunque resulta una capacidad prácticamente innata, es cierto que hay ciertos elementos, básicamente ambientales, que pueden facilitar o dificultar el desarrollo de dicha capacidad. Es decir, aunque una persona nace resiliente, se va construyendo con el paso del tiempo. 

8 acciones para aumentar la resiliencia


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